jueves, junio 26, 2008

Los agachados (¡no me gusta el título!)

Siempre nos quejamos, que si el gobierno no cumple, que si hay marchas, que si hay plantones… es el cuento de nunca acabar; pero nosotros ¿Qué hacemos? Nada.

Todos gritamos, nos quejamos, exigimos y hacemos grilla, y generalmente lo hacemos después de que le niño se ahogó. ¿Y antes? Nada. Así, nada. No hay prevención, organización, información, conciencia, no hay nada. Tenemos la pendeja costumbre de hacer marchas para todo, que si el alza a la gasolina, que si el fraude en las elecciones, que si la guerra en Irak (me imagino que Bush estaba temblando de pánico cuando la gente en México se manifestó con marchas contra la guerra), en fin, siempre hacemos un pinche escándalo cuando las cosas pasan, pero nunca nos molestamos en prevenir. No hay cultura de prevención en México (ni de ninguna otra especie), en México las cosas se hacen al chilazo, sin planear y al ahí se va ¿y todavía preguntamos por que somos tercermundistas? Ta´cabron, ¿no?

Si te identificas con esta divertida lista de adjetivos ¡aguas!

Dejados.

Conformistas.

Agachados.

Valemadristas.

Chingoneros.

Apáticos.

Y así me podría seguir y no terminar, pero no es el caso (en ti está cambiarlo).

La patología del mexicano va mas allá del chiste de los cangrejos… ¿se lo saben? Si, ese de la cubeta con cangrejos mexicanos, donde uno trata de salir y los demás lo arrastran al interior, en pocas palabras: ¿Por qué él si y yo no?

Por lo general le echamos la culpa de lo que nos sucede al gobierno (con justa razón) y en otro buen porcentaje culpa a Dios (aunque no solo se da entre creyentes), lo cierto es que los mexicanos somos como niños chiquitos, a lo que todo se les tiene que decir para que lo hagan. Somo chingoneros con los chiquitos pero cuando nos meten la pistola (sea el gobierno, la iglesia o un ladrón, los tres son lo mismo) nos dejamos y agachamos la cabeza; pero eso si, después de un rato hacemos plantones en reforma para EEEEXIGIR (como dijera el ilustre maestro Mojarro). Pero ¿Qué exiges? ¿Que el gobierno no sea ojete? ¿Que los políticos sean honestos? ¿Que las empresas dejen de contaminar y producir productos chatarra? ¡Eso no va a cambiar! Para exigir, primero debemos cambiar nosotros, nuestra actitud, nuestra cultura, nuestra idiosincrasia. Para cambiar las cosas hay que ORGANIZARSE. Si no te gusta como nos tratan los medios, ¡no los veas! (no compadre, la novela no me la pierdo), si no te gusta la calidad de un producto ¡no lo compres! (¿y que voy a hacer sin MI coca cola?). Pretextos hay un chingo y sé que es fácil decirlo, pero si no empezamos un día, nunca va a pasar nada. Y conste que no digo que nos volvamos anacoretas, simplemente hay que aprender a cuestionar lo que nos rodea, a hacer consumos inteligentes y buscar alternativas, no dejar que nos bombardeen con basura para acabar asimilándola tal cual.

Alguien alguna vez me pendejeo por escuchar programas subversivos y por no analizar las propuestas políticas de nuestros representantes. ¿Vale la pena? ¿De algo nos sirvió saber las propuestas de Fecal, el peje o Madrazo? ¡Nooo! Al final de cuentas, Fecal nos esta chingando igual o peor que cualquier otro y sin embargo, muchos se hinchan de orgullo por haber participado en el mierdero mas “limpio” de nuestra edeble y dizfrazada democracia. Esos weyes, nuestros poco ilustres gobernantes están en el poder no por su desinteresada intención de ayudar desde el ídem, a ellos solo les interesa eso, el poder, no hay mas.

En fin, tengo la insalubre esperanza de que un día el pueblo mexicano despierte de su apendejamiento masivo, ese que no nos deja ver que un campesino que nos abastece de alimento y materia prima gana menos de 50 pesos al día, mientras que un artistoide farandulero, un futbolista o un diputado (haciéndose weyes) ganan 1000 veces eso al mes, que poca madre.

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